La Salle
Nuestro centro pertenece a La Salle, una Institución implantada en casi un centenar de países que se dedica a la Educación. Los centros La Salle reciben su nombre de San Juan Bautista de La Salle quien, a finales del s. XVII se asoció con unos maestros para mantener escuelas dedicadas a los niños pobres. Con ellos fundó el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Historia
La presencia de La Salle en Gijón se remonta al año 1904. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y todos hemos cambiado mucho. En la actualidad el CES San Eutiquio es un centro educativo concertado perteneciente a las Escuelas Cristianas de los Hermanos de La Salle, institución educativa presente en casi 80 países, con más de 300 años de antigüedad. Nuestra oferta formativa incluye Bachillerato y Formación Profesional.
Juan Bautista de La Salle vivió en un mundo totalmente diferente del nuestro. Era el primogénito de una familia acomodada que vivió en Francia hace 300 años. Juan Bautista de La Salle nació en Reims, recibió la tonsura a la edad de 11 años y fue nombrado canónigo de la Catedral de Reims a los 16.
Cuando murieron sus padres tuvo que encargarse de la administración de los bienes de la familia. Pero, terminados sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1678. Dos años más tarde, obtuvo el título de doctor en teología. En ese período de su vida, intentó comprometerse con un grupo de jóvenes rudos y poco instruídos, a fin de fundar escuelas para niños pobres.
Juan Bautista de La Salle vivió en un mundo totalmente diferente del nuestro. Era el primogénito de una familia acomodada que vivió en Francia hace 300 años. Juan Bautista de La Salle nació en Reims, recibió la tonsura a la edad de 11 años y fue nombrado canónigo de la Catedral de Reims a los 16.
Cuando murieron sus padres tuvo que encargarse de la administración de los bienes de la familia. Pero, terminados sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1678. Dos años más tarde, obtuvo el título de doctor en teología. En ese período de su vida, intentó comprometerse con un grupo de jóvenes rudos y poco instruídos, a fin de fundar escuelas para niños pobres.
En aquella época, sólo algunas personas vivían con lujo, mientras la gran mayoría vivía en condiciones de extrema pobreza: los campesinos en las aldeas y los trabajadores miserables en las ciudades. Sólo un número reducido podía enviar a sus hijos a la escuela. La mayoría de los niños tenían pocas posibilidades de futuro. Conmovido por la situación de estos pobres que parecían «tan alejados de la salvación» en una u otra situación, tomó la decisión de poner todos sus talentos al servicio de esos niños, «a menudo abandonados a sí mismos y sin educación».
Para ser más eficaz, abandonó su casa familiar y se fue a vivir con los maestros, renunció a su canonjía y su fortuna y a continuación, organizó la comunidad que hoy llamamos Hermanos de las Escuelas Cristianas.
En aquella época, sólo algunas personas vivían con lujo, mientras la gran mayoría vivía en condiciones de extrema pobreza: los campesinos en las aldeas y los trabajadores miserables en las ciudades. Sólo un número reducido podía enviar a sus hijos a la escuela. La mayoría de los niños tenían pocas posibilidades de futuro. Conmovido por la situación de estos pobres que parecían «tan alejados de la salvación» en una u otra situación, tomó la decisión de poner todos sus talentos al servicio de esos niños, «a menudo abandonados a sí mismos y sin educación».
Para ser más eficaz, abandonó su casa familiar y se fue a vivir con los maestros, renunció a su canonjía y su fortuna y a continuación, organizó la comunidad que hoy llamamos Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Su empresa se encontró con la oposición de las autoridades eclesiásticas que no deseaban la creación de una nueva forma de vida religiosa, una comunidad de laicos consagrados ocupándose de las escuelas «juntos y por asociación». Los estamentos educativos de aquel tiempo quedaron perturbados por sus métodos innovadores y su absoluto deseo de gratuidad para todos, totalmente indiferente al hecho de saber si los padres podían pagar o no.
A pesar de todo, De La Salle y sus Hermanos lograron con éxito crear una red de escuelas de calidad, caracterizada por el uso de la lengua vernácula, los grupos de alumnos reunidos por niveles y resultados, la formación religiosa basada en temas originales, preparada por maestros con una vocación religiosa y misionera a la vez y por la implicación de los padres en la educación. Además, de La Salle fue innovador al proponer programas para la formación de maestros seglares, cursos dominicales para jóvenes trabajadores y una de las primeras instituciones para la reinserción de «delincuentes».
Su empresa se encontró con la oposición de las autoridades eclesiásticas que no deseaban la creación de una nueva forma de vida religiosa, una comunidad de laicos consagrados ocupándose de las escuelas «juntos y por asociación». Los estamentos educativos de aquel tiempo quedaron perturbados por sus métodos innovadores y su absoluto deseo de gratuidad para todos, totalmente indiferente al hecho de saber si los padres podían pagar o no.
A pesar de todo, De La Salle y sus Hermanos lograron con éxito crear una red de escuelas de calidad, caracterizada por el uso de la lengua vernácula, los grupos de alumnos reunidos por niveles y resultados, la formación religiosa basada en temas originales, preparada por maestros con una vocación religiosa y misionera a la vez y por la implicación de los padres en la educación. Además, de La Salle fue innovador al proponer programas para la formación de maestros seglares, cursos dominicales para jóvenes trabajadores y una de las primeras instituciones para la reinserción de «delincuentes».
Extenuado por una vida cargada de austeridades y trabajos, falleció en San Yon, cerca de Rouen, en 1719, sólo unas semanas antes de cumplir 68 años. Juan Bautista de La Salle fue el primero que organizó centros de formación de maestros, escuelas de aprendizaje para delincuentes, escuelas técnicas, escuelas secundarias de idiomas modernos, artes y ciencias. Su obra se extendió rapidísimamente en Francia, y después de su muerte, por todo el mundo.
En 1900, Juan Bautista de La Salle fue declarado Santo. En 1950, a causa de su vida y sus escritos inspirados, recibió el título de Santo Patrono de los que trabajan en el ámbito de la educación. Juan Bautista mostró cómo se debe enseñar y tratar a los jóvenes, cómo enfrentarse a las deficiencias y debilidades con compasión, cómo ayudar, curar y fortalecer. Hoy, las escuelas lasalianas existen en 79 países del mundo.
Extenuado por una vida cargada de austeridades y trabajos, falleció en San Yon, cerca de Rouen, en 1719, sólo unas semanas antes de cumplir 68 años. Juan Bautista de La Salle fue el primero que organizó centros de formación de maestros, escuelas de aprendizaje para delincuentes, escuelas técnicas, escuelas secundarias de idiomas modernos, artes y ciencias. Su obra se extendió rapidísimamente en Francia, y después de su muerte, por todo el mundo.
En 1900, Juan Bautista de La Salle fue declarado Santo. En 1950, a causa de su vida y sus escritos inspirados, recibió el título de Santo Patrono de los que trabajan en el ámbito de la educación. Juan Bautista mostró cómo se debe enseñar y tratar a los jóvenes, cómo enfrentarse a las deficiencias y debilidades con compasión, cómo ayudar, curar y fortalecer. Hoy, las escuelas lasalianas existen en 79 países del mundo.
¿Por qué Indivisa Manent?
¿Por qué Indivisa Manent?
Vayamos, parte por parte, y con un poco de historia. En primer lugar los tres «cabrios» rotos son el escudo de armas de la familia paterna de San Juan Bautista de La Salle.
El primer rasgo histórico lo hallamos en Johan Salla. Caballero originario del Urgel (Pirineo catalán) que luchó con el rey Alfonso II, allá por el siglo X. Primero nos centramos en los cabrios. Un cabrio es una madera robusta que antiguamente se usaba como viga. En heráldica los cabrios son una de las piezas de ennoblecimiento más antiguas y consideradas en un blasón. Se concedía a los caballeros que habían conseguido tomar una plaza fuerte. Ahora bien, este caballero resultó herido en alguna batalla y por eso, desde entonces en el escudo encontramos los cabrios rotos.
Pero los cabrios de nuestro escudo están unidos por su parte superior. Y escrito en ambos lados del escudo encontramos la leyenda: «Indivisa manent» (permanecen unidos) A nosotros, lasalianos, nos recuerda que en nuestra vida nunca nos faltarán problemas, pero en estos momentos es importante mantener la unidad por encima de todo. Que sean la comprensión, la tolerancia y el amor cristiano la expresión de esa unidad.
El fondo raso azul nos habla del mar, del cielo. Símbolo de alegría, honestidad. Que como lasalianos también sepamos transmitirla en nuestro alrededor. Sobre el escudo encontramos una estrella, que no existía en el escudo original de la familia. Fue añadida posteriormente. La estrella es el signo de la fe. La estrella polar guía y orienta en la noche. La estrella guió a los magos al Portal. En nuestros momentos difíciles, recordemos que las estrellas están ahí, indicándonos el norte. Que las lágrimas no nos molesten para contemplarlas.
Y por último la palabra Salla o Salle. Una palabra que nos une a 6.500 Hermanos, 80.000 educadores y casi un millón de alumnos, por extendidos por los cinco continentes. El escudo también es universal, lo verás camisetas, gorras, llaveros, pins, de muchos amigos de La Salle como tú en todo el mundo. Un signo que nos une a todos ellos. En cualquier sitio donde estemos y donde nos podamos encontrar este escudo nos recordará la amistad compartida en nuestro colegio La Salle de Ferrol. Así, cuando lo veamos recordaremos todo lo que quiere expresar.
Vayamos, parte por parte, y con un poco de historia. En primer lugar los tres «cabrios» rotos son el escudo de armas de la familia paterna de San Juan Bautista de La Salle.
El primer rasgo histórico lo hallamos en Johan Salla. Caballero originario del Urgel (Pirineo catalán) que luchó con el rey Alfonso II, allá por el siglo X. Primero nos centramos en los cabrios. Un cabrio es una madera robusta que antiguamente se usaba como viga. En heráldica los cabrios son una de las piezas de ennoblecimiento más antiguas y consideradas en un blasón. Se concedía a los caballeros que habían conseguido tomar una plaza fuerte. Ahora bien, este caballero resultó herido en alguna batalla y por eso, desde entonces en el escudo encontramos los cabrios rotos.
Pero los cabrios de nuestro escudo están unidos por su parte superior. Y escrito en ambos lados del escudo encontramos la leyenda: «Indivisa manent» (permanecen unidos) A nosotros, lasalianos, nos recuerda que en nuestra vida nunca nos faltarán problemas, pero en estos momentos es importante mantener la unidad por encima de todo. Que sean la comprensión, la tolerancia y el amor cristiano la expresión de esa unidad.
El fondo raso azul nos habla del mar, del cielo. Símbolo de alegría, honestidad. Que como lasalianos también sepamos transmitirla en nuestro alrededor. Sobre el escudo encontramos una estrella, que no existía en el escudo original de la familia. Fue añadida posteriormente. La estrella es el signo de la fe. La estrella polar guía y orienta en la noche. La estrella guió a los magos al Portal. En nuestros momentos difíciles, recordemos que las estrellas están ahí, indicándonos el norte. Que las lágrimas no nos molesten para contemplarlas.
Y por último la palabra Salla o Salle. Una palabra que nos une a 6.500 Hermanos, 80.000 educadores y casi un millón de alumnos, por extendidos por los cinco continentes. El escudo también es universal, lo verás camisetas, gorras, llaveros, pins, de muchos amigos de La Salle como tú en todo el mundo. Un signo que nos une a todos ellos. En cualquier sitio donde estemos y donde nos podamos encontrar este escudo nos recordará la amistad compartida en nuestro colegio La Salle de Ferrol. Así, cuando lo veamos recordaremos todo lo que quiere expresar.